Tú y sólo tú, decides que las conductas de los demás te duelan, te hundan, te refuercen o te enseñen.
Ese es tu poder.

Eres tú el que decides si caes en la trampa del rencor, entregándole tu poder a quién te hizo daño.

No puedes controlar que te hieran, habrá personas que vengan a tu vida que te aporten y otras te enseñarán.

No se trata de olvidar, ni vivir como si eso no hubiera ocurrido. ¡Ocurrió y dolió y Vaya que si dolió! Precisamente, desde ese dolor lo debes trabajar.

Encuéntrale un sentido a ese dolor, descubre la enseñanza que ha venido a traerte. Pues cada dolor trae un aprendizaje.
Recoloca ese daño en tu historia. Y entonces llegarás a recordar sin que te duela.

Tener el valor de perdonar a quien te hiere, te hará ser aún más libre.

Para mí, eso es perdonar.

Besos y Abrazos 


 [MPE(C1]