Todas las preguntas que se suscitaron aquel día en la reunión pública estaban referidas a la vida más allá de la muerte.
El Maestro se limitaba a sonreír sin dar una sola respuesta.
Cuando, más tarde, los discípulos le preguntaron por qué se había mostrado tan evasivo, él replicó:
– «¿No habéis observado que los que no saben qué hacer con esta vida son precisamente los que más desean otra vida que dure eternamente?».
– «Pero, ¿hay vida después de la muerte o no la hay?», insistió un discípulo.
– «¿Hay vida antes de la muerte? ¡Esta es la cuestión!», replicó enigmáticamente el Maestro.
Reflexión:
Creemos que nuestro mayor miedo es a morir, cuando lo que más miedo nos da es VIVIR plenamente.
Vivimos en un mundo habituado a una perpetua incertidumbre e insatisfacción, nunca o casi nunca estamos satisfechos con nada, siempre vivimos deseando algo mejor o superior a lo que tenemos y de manera constante nos olvidamos del tiempo presente, de sentir, y hacer sentir, de cuidarnos y de cuidar a los que tenemos en nuestro entorno, de amarnos y de amar, de ser feliz y hacer feliz a los demás. En definitiva, nos olvidamos de vivir en plenitud nuestra propia existencia única e irrepetible.
Tu vida, mi vida, no nos pide que la entendamos, solo nos pide que la VIVAMOS, que, CONFIEMOS. Pues sólo cuando vives, puedes después llegar a comprender.
Todos estamos en el tremendo error de creer que “tenemos que hacer…” un montón de cosas. Como dice el psicólogo Fidel Delgado “tengo, tengo, tengo, tú no tienes nada…”, y es verdad, no tenemos que hacer nada, solo dejar que la vida fluya pero aunque parezca fácil, lo solemos hacer muy difícil.
Me gustaría terminar con la siguiente pregunta:
Maestro, ¿Qué esperas de la vida?
Lo que ocurra, contestó.
Besos y Abrazos