Cuando no puedes cambiar la situación que te esté tocando vivir, solo puedes cambiar la actitud interior, para así no añadir sufrimiento al sufrimiento.

Dentro de cada uno de nosotros hay un «crítico» capaz de decirse cosas negativas, mezquinas y además en un tono hostil. Pero también hay un «apaciguador», una parte compasiva que posee la capacidad de calmarnos con comentarios de aceptación en tono amable y compasivo.

La compasión hacía uno mismo es un regalo al alcance de todo el que esté dispuesto a descubrila.

Cuando desarrollamos el hábito de la bondad interior, el sufrimiento se convierte en una oportunidad para experimentar, el amor y la ternura hacía nosotros mismos. No importa la difícil que se pongan las cosas, siempre podemos rodear a nuestro «yo maltrecho» en un tierno abrazo.

Podemos calmar y consolar nuestro propio dolor, igual que un niño se consuela y se calma en brazos de su madre.

Saber acogerte, mimarte y hablarte en tono amable, te puede llevar a descubrirte.

Besos y Abrazos

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