A veces culpamos a la vida por forzarnos a crecer y a evolucionar.
Soy de las que piensan que la adversidad nos hace crecer, pese a todas las connotaciones negativas que le podamos encontrar, aunque duelan.
La adversidad, como su propio nombre indica, nos pone frente a algo desagradable y negativo pero nos guste o no, es una parte más de la vida.
Lo que determina el resultado que tengamos ante la adversidad es nuestra actitud, una buena actitud, lo cambia todo. NINGÚN MAR EN CALMA HIZO A UN EXCELENTE MARINERO
A medida que uno evoluciona en su crecimiento interior se da cuenta de que en la vida se va a encontrar de todo, y es en esos mares turbulentos dónde podemos encontrar nuestras mayores oportunidades de crecimiento:
– En la pérdida, en la enfermedad, en la desdicha, en la depresión, en el fracaso..
Os podría decir que son tres las competencias que nos ayudan a crecer en la adversidad:
SOSTENER. No dejarse sobrepasar por esa situación, aprender a sostenerla a estar ahí, pese a que no te guste.
CONSTANCIA. La constancia con pequeñas acciones que te hagan ser mejor, hará que puedas salir mejor de esa etapa adversa. Aunque lo pases mal, no olvides realizar tus pequeños hábitos cada día.
CAPACIDAD DE ABSTRACCIÓN. Saber que esta situación «no siempre será así» te va a ayudar a mirar con perspectiva, a verlo desde otro lugar.
Toda adversidad deberíamos verla como un maestro espiritual que se acerca a nosotros con el objetivo de enseñarnos algo. Si lo aprendemos o no, dependerá de nosotros.
Besos y Abrazos