Nos cuesta creer que podemos elegir ver el mundo de otra manera. Creemos que si todo lo que me rodea está bien, yo estaré en paz, sin pararnos a pensar que la paz mental la puedes encontrar en ti, sin depender de lo que esté ocurriendo fuera.

Cómo bien dice Thich Nhat Hanh, monje budista zen:

«Cuando te enojes, vuelve a ti mism@.
Cuando alguien te haga sufrir, regresa a ti mism@ y cuida de tu sufrimiento.
No digas, no hagas nada, porque cualquier cosa que hagas o digas en un estado de ira podría estropear más tu relación. La mayoría no lo hacemos, no queremos volver a nosotros mism@s, sino perseguir a esa persona para castigarla.

Pero si tú casa está ardiendo, lo más urgente es volver a ella para intentar apagar el fuego y no echar a correr detrás del que crees que la ha incendiado, porque si haces eso, tu casa se quemará mientras te dedicas a atraparle…»

Vemos el mundo interno y el externo como diferentes pero no hay diferencia entre lo que pienso y lo que veo.

Es de tu paz mental de donde nace una percepción pacífica del mundo.

Es cierto que cambiar nuestra forma de ver no es fácil pero todos tenemos la posibilidad de intentarlo, ya que podemos tomar la decisión de querer ver las cosas de otra manera.

Algo que es infalible y hace posible este cambio, es querer ver el mundo con los ojos del amor.

No te olvIdes: Parar, respirar y sobre todo, vivir.

Besos y Abrazos