Desde pequeñ@s recibimos el mensaje de que la vida está llena de peligros, que tenemos que tener cuidados, que debemos de saber defendernos. Cuando somos adultos vamos por la vida estresad@s, con ansiedad, a veces angustiados intentando controlar las amenazas que nuestra mente nos muestra.

Mantener este estado de alerta resulta agotador, además de deprimente porque no podemos controlar, ni predecir, ni prevenir que algo que hemos tildado de malo nos ocurra y esa impotencia puede llegar a ser frustrante y desalentadora.
Este es el triste camino que nos presenta el ego.

Una actitud defensiva supone una doble amenaza. De esta forma te conviertes en esclav@ de tu propia vida.

No hemos venido a este mundo para temerlo, sino para amarlo.

Cuando estás encerrad@ en tus miedos, no puedes obtener lo que deseas porque desde ahí, actúas desde la necesidad y de esta forma entras en el círculo vicioso de la indefensión, del ataque, de la amenaza, creyendo necesitar algo que «otros» te tendrían que dar para que tú estés bien.

Observa, cuando esto te ocurra, te está ofreciendo la oportunidad de dártelo tú, a ti mism@.

El amor, la confianza, el aprecio, te lo tienes que dar tu, sino tu miedo gobernará tu vida.

Nunca te olvides, lo que vence el miedo es el «AMOR».

Besos y Abrazos