Según nuestro lenguaje todo tiene un opuesto. La vida y la muerte, el día y la noche, el malo y el bueno, el éxito, el fracaso verdadero, falso…

No obstante, es significativo el hecho de que, por lo general, quien determina estas categorías es el mismo ser humano.

Es por ese motivo que nos hemos acostumbrado a rechazar e incluso tratar de eliminar aquella parte de la ecuación que nos es molesta, nos desagrada o nos puede preocupar.

Para poder apreciar los distintos matices de la vida es necesario perder el miedo a sentir las emociones menos agradables y empezar a verlas como lo que son: estados naturales, útiles y necesarios.

Los períodos de luz siguen a los períodos de oscuridad.

Besos y Abrazos