Puedo elegir cambiar todos los pensamientos que me causan dolor.

Si mis pensamientos son la causa de mi dolor, cambiándolos se acabó el dolor. Parece fácil decirlo, pero llevarlo a la práctica parece juego de marcianos. No nos damos cuenta, pero no vemos el mundo tal y como es, continuamente lo estamos interpretando en base a como somos.

A las personas que trato les digo que cada uno de nosotros tiene una mente poderosa que no para de fabricar todo tipo de pensamientos, muchos de ellos por el solo hecho de pensarlos nos da miedo, ganaríamos mucho dinero como guionistas de una novela de terror. No somos conscientes pero nuestra mente no descansa ni durmiendo, siempre está funcionando. Si nos parasemos, veríamos que no es un problema tener este tipo de pensamientos, diría que no pasa nada por pensarlos, el problema comienza cuando nos lo creemos. Vivimos creyéndonos aquello que pensamos y esto si que es un problema porque la mayoría de las veces lo que creemos que puede pasar, la probabilidad de que ocurra es muy remota o inexistente o en el mayor de los casos no tendría porque ocurrir pero no dejamos de usar la famosa formula, “Y si….”

Empezamos a perder nuestra identidad poco después de nuestra llegada a este mundo terrenal. Los padres, maestros, hermanos, familiares, representantes religiosos y figuras de autoridad te dijeron que eras inepto, insignificante, feo, estúpido, indigno y pecador y que el mundo es una peligrosa jungla llena de amenazas. Lo malo es con el tiempo empezaste a creértelo.

Yo he aprendido que la mayor parte de lo que pienso no es verdad, no somos nuestros pensamientos mezquinos, no somos nuestra angustia, dolor o rabia, no somos nuestros comportamientos equivocados, pero debemos de verlo para poder deshacerlo. Pero para ello debemos de desligarnos del personaje que hemos fabricado y que creemos que somos y contemplarnos como seres de luz, de amor. Solo así, podemos ir viendo con tranquilidad y sin culpa toda la locura de esa imagen que hemos creado de nosotros.

No te olvides que hay una ley de la mente que dice “Aquello en lo que pones tu atención, aumenta”, o también habrás escuchado eso de “donde pones tú atención, pones tu energía”.

Todos tenemos el poder de “elegir” quitar nuestra atención de aquello que nos perturba. ¡Te animas a probarlo!

Besos y abrazos